12/5/09

The show must go on

"The show must go on". Fue la conclusión de mi profesor tras contarnos apenado y con impotencia que un buen amigo suyo había perdido el trabajo.

Son escasos, pero tengo momentos de desasosiego, ira, impotencia y demás, como todo ser humano. Como tal, puede fastidiarme mucho algo, y por dentro chillar y patalear... pero hay algo en mí que hace que me avergüence de mí mismo si me dejo llevar por la ira y no conservo la calma ante todo.

Lo comento aquí porque algo hoy me hizo recordar uno de esos momentos de impotencia, esfuerzo no compensado, dolor e ira, si cabe. Me dejé llevar por ello y ante mis amigos me mostré iracundo, fuera de mí, sin control... y en definitiva, histérico.

La histeria en los demás siempre me produjo un profundo rechazo y para mí denota inseguridad. Esta falta de templanza ante las situaciones nos dice de alguien que su criterio no es muy de fiar, pues suele actuar más por instinto que de forma profunda y razonada.

Por esta misma razón me avergüenzo de mí mismo si caigo en la histeria, porque no es algo común en mí. Suelo conservar la calma y pensar alternativas, soluciones o paliativos ante las situaciones problemáticas o conflictivas antes que actuar de modo irracional, dejándome llevar por las emociones.

Por ello, cada vez que caigo ante algo por lo que no puedo hacer nada o para lo que no hallo solución, aprieto los dientes, frunzo el ceño y me recuerdo que, siempre y por encima de todo, "el espectáculo debe continuar". Un buen lema.

Y si cabe, no está demás una leve mueca de sonrisa a modo de burla ante la situación.

¿Conclusión? Para mí, la frialdad tiene sus inconvenientes y sus ventajas: puede volverte insensible, pero sin duda te ofrece equilibrio mental, calma y uso del raciocinio en las situaciones más desastrosas en la vida de una persona.

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